Hace algo más de un mes que Gearbox Software y 2K Games lanzaron al mercado la esperada tercera entrega de Borderlands. Sus premisas eran claras: ofrecer una nueva entrega de su sobredosis de acción, humor irreverente y toneladas interminables de armas de todo tipo para acabar con vuestros enemigos. Ciertamente, Borderlands 3 ofrece lo que promete, la jugabilidad que tanto ha gustado a los fans de la serie, pero no esperéis muchas novedades más allá. Se repiten las fórmulas de antaño, con algunos ajustes, algunos apaños, pero estamos ante más de lo mismo. Lo cual, no tiene por qué ser algo malo, pero si esperabais innovación en la saga, esta no es vuestra entrega.
Al igual que los anteriores Borderlands, nos encontramos ante un título que nos permite jugar en solitario, aunque con la posibilidad de unirnos, o que se unen hasta tres amigos a nuestra campaña de juego. Esto último convierte al juego en una experiencia mucho más divertida y añade más niveles de jugabilidad, al poder combinar a los cuatro arquetipos disponibles de personajes.
En Borderlands 3 nos introducen a cuatro nuevos buscadores de Cámaras, cada uno con sus propias habilidades y árboles de aptitudes únicos.
- Por un lado tenéis a Moze, una chica de lo más apañada, cuya habilidad última es montarse en un poderoso mecha de dos patas, que puede ser personalizado con una gran variedad de armas.
- Zane es un tirador experto, que hace uso de drones y de un sistema de despliegue holográfico con el que puede confundir y atacar a sus enemigos.
- FL4K es un robot amante de los animales que es capaz de llamar hasta a tres mascotas para que combatan a su lado, cada una con sus características únicas.
- Mientras que Amara es toda una Sirena dotada de todo tipo de técnicas telekinéticas con las que hacer papilla a sus rivales.
Independientemente del arquetipo que decidamos usar para jugar, todos podrán hacer uso de una interminable listas de armas para hacer frente a todos sus retos. Pistolas, escopetas, subfusiles, ametralladoras, lanzagranadas, rifles de precisión, lanzacohetes… Todos ellos en miles y miles de variaciones y combinaciones que harán que terminéis soñando con armas cuando os vayáis a dormir.
En este sentido se cumple una de las principales premisas de Borderlands, estamos ante un shooter en el que una de las cosas que más vamos a hacer es saquear botín de los enemigos y mazmorras, para conseguir armas únicas. Y lo mejor, o peor, es que nunca nos sentiremos satisfechos. Siempre estará la necesidad de conseguir un arma mejor que la que estamos usando en esos momentos.
Y es que en Borderlands 3 no vamos a tener una progresión definida en cuanto al botín, ya que este es muy aleatorio. Y aunque existen los niveles, es posible que en un estadio temprano de juego obtengamos un arma épica que sea tan poderosa, que sigamos usándola durante buena parte del juego. O al contrario, que nos hartemos de “lotear” equipo y equipo inferior a nuestras expectativas cuando ya llevemos muchas horas jugadas.
La dinámica de juego es la clásica. Sois cazadores de Cámaras y tendréis que ayudar a Lilith, una sirena ya conocida de los anteriores juegos, a proteger a los inocentes y las Cámaras de los malos, malísimos. En este caso ya no tenemos al carismático Jack el Guapo, sino a los gemelos Calypso. Una especie de Youtubers venidos arriba futuristas que han unido a todas las bandas de maleantes de Pandora y que quieren hacerse con los secretos y tesoros de todas las Cámaras de Pandora, pero también de la galaxia. Os tocará a vosotros evitarlo. Aunque al principio esta premisa parezca prometedora, al final estos “malos” resultan carentes de carisma y no dejan de ser anecdóticos casi.
De esta forma, os encontraréis con lo de siempre. Tendréis que completar misiones, unas del hilo principal de la historia, y otras que serán tareas secundarias opcionales. En la mayoría os tocará ir a un sitio, eliminar a toda la resistencia y hablar con alguien u obtener un objeto y regresar. No ha habido mucha novedad en este sentido. Las misiones secundarias, aun no siendo obligatorias, son interesantes de hacer. No solo por el botín que os pueden ofrecer, sino porque os permitirán explorar mazmorras y zonas bastante interesantes.
Para ello podremos ir a pata, o bien conduciendo cualquiera de los vehículos disponibles y que iremos desbloqueando según progresemos en la aventura. Todos ellos podrán ser personalizados, no solo estéticamente, sino también en cuanto a partes mecánicas y armamento. Los jefes finales, a pesar de tener unas entradas bastante llamativas, no terminan de suponer ninguna innovación. Están ahí, tienen que estarlo, nos costará eliminarlos más que a los rivales normales, pero las mecánicas para hacerlo no son muy destacables.
Algo interesante es que en cualquier momento, mientras estéis jugado la campaña, podréis acceder a alguno de los modos de juego cooperativos directos disponibles. En concreto, Gearbox ofrece un modo para jugar en mazmorras directamente, para aquellos que quieran meterse en el meollo de primas. Por otro lado, tenemos un modo de supervivencia de oleadas. En él tendremos que combatir oleada tras oleada de enemigos hasta que nos cansemos. Este modo es un lugar ideal para hacer acopio de botín y de experiencia, aunque se termina haciendo muy repetitivo.
Borderlands 3 es una digna continuación de su anterior entrega, aunque carece de espíritu innovador. Es verdad que encontramos algunos elementos nuevos como los modos de juego de supervivencia o la posibilidad de salir de Pandora a otros lugares de la galaxia. Pero la realidad es que al final, las mecánicas y la jugabilidad es exactamente la misma. Lo único que cambia es el escenario.
Los fans de Borderlands disfrutarán mucho con su estilo irreverente y los adictos al loot, encontrarán una barra libre interminable para tener la oportunidad de hacerse con el arma y equipamientos definitivos. Aquellos que buscaran una evolución de la franquicia es posible que se sientan decepcionados, pero al fin y al cabo, Borderlands 3 es exactamente lo que promete: Acción alocada y anárquica ideal para los obsesos de recoger loot por todas partes. Seas como seas, nos vemos por Pandora.
