Quien sea amante de la estrategia en tiempo real y la ciencia ficción habrá disfrutado a buen seguro de la saga Homeworld, los primeros juegos que nos trasladaron al espacio en tres dimensiones de una forma como nunca antes habíamos visto pudiendo. Con ellos pudimos disfrutar no solo de una gran historia sino de emocionantes batallas espaciales en las que la reina era nuestra nave nodriza y el rey nuestras flotas espaciales. Después de muchos años de espera Blackbird Interactive nos trajo hace unas semanas la precuela de Homeworld: Deserts of Kharak en la que nos situábamos justo antes de saltar al espacio. En ella nos aferramos a una superficie terrestre desértica en la que las reglas de juego cambian pero donde la habilidad táctica debe predominar para salir triunfantes.
No vamos a perder mucho tiempo hablando de la campaña de un solo jugador, pues es bastante corta, tan solo trece misiones, pero que nos sirven para ir aprendiendo, de forma gradual, todos los mecanismos de jugabilidad. Deserts of Kharak es un juego en el que lo que impera es la estrategia táctica, más que abusar de los números e ir a lo loco. Los portanaves son el eje vertebrador de cada partida, pues en ellas se producen unidades e investigan tecnologías. Además, pueden servir como elemento de combate importante si mejoramos su capacidad energética. En cuanto al ejército, cada tipo de unidad tiene habilidades propias por lo que microgestión es muy importante, lo cual hace que tengamos que estar muy atentos si queremos sacar el máximo potencial a nuestras tropas.
No solo eso, sino que el terreno juega un papel más que relevante y aprovecharlo puede suponer la diferencia entre ganar o perder. Todo ello hace que a la hora de jugar en multijugador nos encontremos ante un título realmente divertido y que premia la habilidad del jugador. El problema es que el apartado multijugador no está al nivel del potencial del juego y se nos antoja realmente limitado. Ahora os contamos el porqué.
Primeramente, se nota que o bien Blackbird tenía prisas por lanzar o no ha puesto el cuidado necesario que merece el juego. Hay muy pocos mapas disponibles, habiendo solo uno si queremos jugar 3 vs. 3, que es el máximo que permite el juego ahora mismo. Y a pesar de que los mapas existentes ofrecen muchas opciones de jugabilidad a poco que juguemos la falta de variedad hará mella en nuestra experiencia. En cuanto a modos de juego solo encontramos tres: Captura de reliquias, lucha por equipos y todos contra todos. El más destacable es el primero, en el que tendremos que capturar reliquias y entregarlas en un punto del mapa a la vez que impedimos que el otro equipo haga lo mismo. El primer equipo en entregar cinco reliquias gana, o bien destruyendo las naves nodrizas.
El gran problema es que a parte de la limitación de mapas y modos de juego, es prácticamente una epopeya lograr encontrar jugadores para realizar una partida. Y ya conseguir terminarla ni os contamos. En la semana del lanzamiento de Homeworld: Deserts of Kharak cada vez que intentamos jugar con suerte encontramos dos o tres partidas abiertas a lo sumo por lo que ya podéis imaginar la dificultad para poder jugar con otros jugadores. O bien el sistema para mostrar partidas y unirte a ellas no funciona del todo bien o no había jugadores, lo cual sería una gran pena.
Homeworld: Deserts of Kharak es un juego con un gran potencial para aquellos que gustan de la estrategia en tiempo real en multijugador, pero no son fans del tipo cagaprisas del estilo de StarCraft II y similares. La combinación de diferentes tipos de unidades, cada una con sus habilidades y cualidades propias, junto con aprovechar el terreno hacen que sea un título muy interesante y que apetezca jugar. El problema, como hemos dicho, lo limitado que se encuentra ahora mismo el apartado multijugador. Esto es algo que esperamos que Blackbird Interactive resuelva pronto poniéndose las pilas, ya que merece realmente la pena. Mientras tanto, os esperamos en las ardientes arenas de Kharak para enfrentarnos a vosotros, si es que tenéis lo que hay que tener claro.
