Hace ya unas semanas que Focus Home Entertainment y Tindalos Interactive lanzaron Battlefleet Gothic: Armada y desde entonces hemos tenido tiempo para sumergirnos en el universo de batallas “navales” en el espacio de Warhammer 40.000. Nos encontramos ante un juego de estrategia táctica en tiempo real inspirado en el extinto juego de mesa del mismo nombre que no dejará indiferente a los amantes del género y que, aunque con mayores complejidades para los recién llegados, ofrece una gran jugabilidad y addición en su apartado multijugador. Veamos qué es exactamente lo que nos ofrece Battlefleet Gothic: Armada.
Como ya es habitual, vamos a pasar por alto la campaña de un solo jugador para centrarnos en el modo multijugador. Aunque a decir verdad, comparten la misma jugabilidad, ya que la campaña está estructurada en diferentes tipos de misiones-batallas y organización a la hora de jugar que es idéntico en el apartado online. Es decir, contaremos con un almirante que según ganemos enfrentamientos irá subiendo de nivel con lo que podremos acceder a nuevos huecos para naves de nuestra flota y habilidades. A diferencia de la campaña, que tan solo podemos jugar con el Imperio, en el apartado multijugador podremos disfrutar del Imperio, los Orcos, las fuerzas del Caos y los Eldar por el momento.
Una vez escojamos nuestra facción, tendremos que gastar puntos para escoger nuestras naves iniciales. Hay que diferenciar las naves de línea y las de escolta. Las primeras podrán adquirir experiencia en cada batalla y cada vez que suban de nivel podremos entrenar nuevas habilidades, mejoras y subir puntos en los oficiales de las mismas para obtener bonificaciones. Ya sea para que nuestra nave no se pierda al saltar con el motor de curvatura, evitar que haya problemas de disciplina en la nave, mejorar la puntería de las armas, la recarga de habilidades o que los escuadrones de bombarderos sobrevivan a sus misiones. Estas naves si son destruidas, dañadas severamente o se pierden al hacer un salto de curvatura dejan de estar disponibles por un turno o dos salvo que gastemos puntos para repararlas. En cuanto a las naves de escolta estas no suben de nivel, aunque sí podremos añadirles mejoras según nuestro almirante suba de nivel, y no pasa nada por que las perdamos en la batalla. Cada facción cuenta con cuatro tipos diferentes de naves de escolta y en más de una ocasión se convertirán en elementos esenciales para la victoria.
Por el momento tan solo se puede escoger partidas 1 contra uno o de dos contra dos. Podemos unirnos a un amigo de Steam para formar un equipo pero por ahora no hay opción de invitar a alguien concreto para enfrentarnos a él. Luego, según subamos de nivel nuestro almirante podremos optar a diferentes modos de juego pero el objetivo de la batalla siempre se decide de forma aleatoria por lo que nunca sabremos de antemano que tipo de partida vamos a jugar. Una vez que tengamos al rival o rivales, veremos el modo de juego y los puntos disponibles para nuestras flotas. Es en este momento que nos toca decidir que naves escoger. Este punto definirá el devenir de la batalla, ya que al conocer únicamente la facción de los enemigos, en este punto dependemos de nosotros para idear que estrategia queremos seguir al empezar el combate. Esto lo decimos ya que cada nave tiene unas capacidades y habilidades determinadas que la hacen más efectiva en unas situaciones u otras. Cuando lo tengamos claro, toca elegir las posiciones iniciales de nuestras naves en el campo de batalla. En este sentido nos ha decepcionado ver que no nos encontramos ante un mapa en 3d como sucedía con Homeworld o el más reciente Fragmented Space. Se trata de un mapa en dos dimensiones, así que propiamente parece que estemos ante un juego de batallas navales, pero en el espacio.
Al principio, el manejo puede parecer muy complicado, cada nave es un mundo y la microgestión es la reina en Battlefleet Gothic: Armada. Pero con un poco de práctica uno termina cogiéndole el truco. Además, hay herramientas para especificar el comportamiento exacto de la IA de cada nave para que actúe según nuestra estrategia en todo momento aunque no la estemos controlando activamente. Esto nos permite centrarnos en nuestras naves principales sin que tener que estar agobiados por controlar todas las naves a la vez. Tal como empieza la batalla las prioridades son determinar la naturaleza de las naves enemigas e idear la mejor estrategia para aproximarse y acabar con ellas. El armamento de las naves varía desde torpedos, cañones de lanzas de energía, artillería de macrocañones y el uso de naves auxiliares como cazas, bombarderos o barcazas de asalto. Cada una de ellas está limitada a unos ángulos de tiro, alcance o velocidad, como es el caso de los torpedos. Por lo que es vital ser diestros a la hora de maniobrar las naves. Para ello podremos hacer uso de maniobras especiales que consumen combustible limitado para poder sacar el máximo provecho de las armas de nuestra nave o, incluso, embestir brutalmente hsata partir en dos al enemigo.
Además, las habilidades especiales nos permitirán colocar bombas especiales en el mapa, ya sean para ralentizar al enemigo, o causar daño al escudo o al blindaje de sus naves. Estas bombas son un recurso barato pero fácil de esquivar también. Luego tenemos opciones como teletransportes, habilidades de escudo o bien incluso poder limitar el alcance de detección enemigo o incluso forzarlo a atacar a una nave determinada ignorando el resto. Como hemos dicho más arriba, la microgrestión es la reina en Battlefleet Gothic: Armada y hará las delicias de todos los que os encante. Estamos ante un título extremadamente táctico, lo cual puede resultar frustrante al principio, pero si le dais una oportunidad descubriréis que tiene todo un abanico de posibilidades que no ofrecen otros juegos similares.
Otro de sus grandes puntos es que cada batalla realmente es algo nuevo y emocionante, ya que el desconocer por completo la configuración de las naves del rival hace que no podamos anticipar cual será su estrategia. Si bien es cierto que dependiendo del modo de juego puede haber ciertos elementos preconcebidos que funcionen. En este sentido podréis encontrar partidas que van desde el clásico choque de cruceros a asesinato de la nave almirante, pasando por robo de datos, protección de convoys, incursiónes para romper bloqueos planetarios o asaltos planetarios. Cada modo ofrece unas características de jugabilidad única que tendremos que tener en cuenta si queremos ganar. La cosa no va solo de destruir al enemigo sino de poder hacerlo cumpliendo los objetivos. Ah, todo eso dando por hecho de que vuestros capitanes se mantengan fieles y no pierdan los nervios intenando sublevarse si las cosas se ponen complicadas. En ese caso intentarán huir del campo de batalla, cosa que en algunas circunstancias podréis intentar evitar ordenando su ejecución. Como véis todo muy en la línea de Warhammer 40.000.
Dejando a un lado los problemas típicos de equilibrio tras lanzar un juego, Battlefleet Gothic: Armada supone todo un soplo de aire fresco en el género de la estrategia en tiempo real espacial. Sabe plasmar muy bien el universo de Warhammer 40.000 y y ofrece un potencial táctico de gran nivel que hará las delicias de todos los fans de este tipo de juegos. Si os encantan este tipo de juegos y sois fans de W40K no sabemos a qué estáis esperando para saltar al sector Gótico y uniros a nuestras flotas para demostrar al Emperador, el dios del Caos y a quien haga falta que sois los mejores almirantes.
