Ponemos a prueba la jugabilidad cooperativa en Red Solstice 2: Survivors

Hace unas semanas salió a la venta Red Solstice 2, de la mano de 505 Games y desarrollado por Ironward. La secuela del título del mismo nombre, promete ofrecer una experiencia que mezcla la jugabilidad de un XCOM con la de títulos del estilo de Diablo. Es decir, estrategia y acción en tiempo real, con la gestión de bases y escuadrones. Todo ello con Marte de telón de fondo y una infestación mutante abrumadora.

En Red Solstice 2: Survivors nos ponemos en la piel del Ejecutor, un tipo duro al que despiertan para hacer frente a la propagación de la mutación STROL. Infinidad de mutantes sedientos de sangre se están expandiendo por el planeta rojo y somos la última línea de defensa para evitarlo. En este sentido, la historia no está muy desarrollada, y lo mismo se nota a lo largo de las misiones de la campaña.

Hay que dejar claro antes de nada que en Red Solstice 2 nos ofrecen dos modos de juego. Por un lado, el modo campaña y, por el otro, el de escaramuzas. El primero se puede jugar solo, con la compañía de tres bots, o bien reclutando a amigos, hasta un total de ocho jugadores. Mientras que el modo escaramuza nos permite jugar misiones sueltas con hasta ocho jugadores también.

Esto es algo que se nota mucho y que lastra bastante la experiencia de la campaña, ya que a veces se nota mucho la diferencia entre jugar solo con bots o bien si se hace con el apoyo de compañeros humanos.

En el modo campaña tendremos un mapa del mundo donde llevar a cabo la parte de gestión. Podremos desplazarnos con nuestra nave de transporte, así como mover la base móvil, desde donde coordinar nuestras operaciones. Podremos llevar a cabo investigaciones, para desbloquear nuevas armas, artefactos y soldados. Y, por supuesto, fabricar componentes nuevos y reclutar tropas.

En cada región podremos recabar inteligencia para mejor nuestro conocimiento de la misma, y así tener más datos de lo que nos encontraremos en cada misión. Aquí el progreso lo marca el paso de las horas y el tiempo. Así que toca organizarse bien para poder llevar a cabo todas las misiones que van surgiendo, que no serán pocas.

En cuanto a los combatientes, podemos modificar ligeramente su apariencia, según suban de rango, así como las habilidades y armamento. Se supone que cuando mueren en las misiones, sufren heridas, si superan su tope de vidas, mueren para siempre. Esto hace que al final no terminen de cuajar como lo hacían los miembros de escuadrón en un XCOM, por ejemplo.

Las misiones, que son el quid del juego, tienen siempre el mismo planteamiento. Ya sean en la campaña o en el modo escaramuza. Llegamos a una localización, con un objetivo principal, que luego, según avanzamos puede ir evolucionando en varias partes. A la vez, aleatoriamente pueden surgir misiones aleatorias, con las que conseguir bonificaciones o penalizaciones, según se completen o no. Todo ello mientras nos agobian hordas cada vez más numerosas de mutantes.

Llegaremos con nuestro escuadrón o amigos y tocará desplazarse, masacrando a todo mutante que se cruce, mientras saqueamos las cajas de botín, para hacernos con minas explosivas, bombas, munición, kits médicos o torretas, entre muchas opciones. El inventario es limitado así que hay que pensar bien qué llevar. A veces echaremos de menos kits médicos, pero otras, tener explosivos en cadena para poder abrir puertas blindadas.

Los mapas suelen ser muy grandes, por lo que muchas veces toca pegarse grandes pateos para poder llegar a donde queremos. El desarrollo es bastante espectacular, pero al final es tal la saturación de enemigos que muchas veces ni vamos a poder prestar atención. A la hora de combatir podemos disparar manualmente o bien activar el modo de alerta, con el que abrir fuego automáticamente a todo enemigo que entre en el rango de alcance. Aunque ojo, usar esta opción implica realizar menos daño.

Al final, las hordas son tan numerosas, con una variedad muy grande de enemigos, que, si no combinamos bien las habilidades y el juego en equipo, es muy fácil verse sobrepasados. Es fácil pensar que se ha ganado una misión, cuando quedan 60 segundos para ser evacuados y terminar contando los segundos por que las hordas nos están masacrando. Y al final lograr escapar in extremis, mientras detona una bomba nuclear que destruye todo.

Cuando jugamos con otros jugadores esto puede ser divertido, si se usa chat de voz o al menos el escrito. También se puede dibujar en el mapa táctico para marcar rutas y objetivos. En cambio, jugando con bots es bastante aburrido y soso. No tenemos realmente ningún control sobre ellos, más allá de decirles que nos sigan o que se queden en un punto. Ellos disparan y usan las habilidades según como ven.

 

El juego fue lanzado con muchísimos fallos y problemas, que afectaban notablemente la jugabilidad. Pero hay que reconocer es que en estas semanas han ido sacando actualizaciones a destajo, hoy mismo acaban de sacar otra, en la que van puliendo detalles.

Red Solstice 2: Survivors tiene un planteamiento interesante, aunque no termina de cuajar en su ejecución. Al final, termina siendo bastante repetitivo, aunque la fórmula, si consiguen mejorar la comunicación multijugador, puede llegar a ser entretenida. Estaremos atentos a las próximas actualizaciones y los planes de nuevos contenidos que tenga Ironward para ver si seguimos haciendo frente a la mutación STROL o no.

Podéis ver más información de Red Solstice 2 en Steam.

Podéis comentar en Discord.

 

 

 

 

 

 

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